No cambio su pelo negro, ni su frente pidiéndome besos, ni su oreja pidiéndome tregua, ni su cuello erizándose a mi paso, ni su pecho ni su espalda, ni sus cosquillas en el muslo. Ni sus rodillas, frágiles, ni sus pies patosos.
Esta noche solo cambiaria una cosa... y es su cama por la mia.
Se me va a hacer raro cerrar los ojos sin un beso suyo y despertarme sin estar aferrada a él.