A veces hacemos las cosas sin pensar, y solo cuando nos paramos a pensar nos damos cuenta de lo mal que lo estábamos haciendo. Ojala existiera un detector de errores y un borrador infalible para todas esas estupideces que hacemos para tapar lo que de verdad sentimos, o queremos sentir. Quizá son estos pequeños tropiezos los que te ciegan y hacen que te tropieces con piedras más grandes sin poder evitarlo.
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