A veces tengo que sentarme en una silla y cerrar los ojos porque el mundo a mi alrededor da vueltas. Porque la vida no para y sin embargo siento la necesidad de hacer un stop, de pararme a mirar todo lo que he pasado y todo lo he dejado atrás. Tengo que asimilar los cambios del último año. Mi enfermedad. Mi soledad y mi decepción con la humanidad. Y tengo que hacerlo, porque hay veces que no comprendo porque estoy dónde estoy y cómo estoy. No me siento yo. Algo me falta.
Necesito entender que he tenido que perder para ganar. Que he tenido que renunciar a ciertas cosas para ganar otras. Renuncié a lo que era para poder tener un seré, para seguir viviendo. Y me ha compensado, claro, pero voy más despacio de lo que me había imaginado.
9 de abril de 2013
2 de abril de 2013
Ser tu mitad.
Llega un momento en la vida en el que debes avanzar, tomar una decisión y sobretodo, una dirección. Creces. Y eso es una cosa que no se puede cambiar. No existen remedios caseros ni hechizos o pócimas que te mantengan protegida en tus quince años para siempre. Hay que dejar el miedo encerrado en el armario, bajo llave, y salir a buscar mundo, continuar la línea de tu vida, te lleve donde te lleve. Quizá te lleve por un desierto, o por una ciudad de grandes rascacielos, quizá por una carretera de muchas curvas o por un paseo marítimo...
Yo empiezo a tirar de mi hilo. Despacio, con un poco de temor pero con mucha ilusión. Voy a ir de su mano hasta que me suelte, le suelte o nos soltemos. Disfrutaré el camino, y los ratos que me pare a descansar y a mirar hacia atrás para no olvidar de donde vengo, y quienes me han hecho ser como soy.
Yo lo tengo decidido.
Yo empiezo a tirar de mi hilo. Despacio, con un poco de temor pero con mucha ilusión. Voy a ir de su mano hasta que me suelte, le suelte o nos soltemos. Disfrutaré el camino, y los ratos que me pare a descansar y a mirar hacia atrás para no olvidar de donde vengo, y quienes me han hecho ser como soy.
Yo lo tengo decidido.
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