4 de enero de 2014

Le dijo que llamara ella, que él tenía cosas que hacer y se iba a olvidar... Entonces, una losa de la más fría piedra se precipitó hasta el suelo de su pecho, llenandolo de polvo, vacío y deccepción. ¿Cómo es posible que fuese a olvidarse de querer escuchar su voz o su risa?Una hilera de lágrimas buscaban el camino hasta sus ojos, pero se mantuvo fuerte y miró hacia otro lado.
Antes él la llamaba cada cinco minutos, y si se encontraba mal con más razón. La escribía cosas bonitas, la dedicaba canciones y la echaba de menos.... Esto es lo que pasa con los principios, que siempre dejan en mal lugar a los finales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario