Tienes que poner los dedos en tu herida y entonces sentirás la fuerza de la Vida, que te conducirá, lo sé, a la salida que hoy no ves.
27 de noviembre de 2012
La fuerza de la Vida.
Hasta cuando nos marchamos lejos por cobardía o por despecho, por un amor inconsolable... Cuando el tiempo en casa pasa sin vivirlo y lloras porque no sabes por qué. Una fuerza enorme está en nosotros mismos, la sencillez de lo sencillo, aqui las luchas son inútiles. Es más fuerte que una muerte incomprensible, es vencer esa nostalgia que no se va de ti.
14 de noviembre de 2012
Cuando de un 'nosotros' ya no quedan ni mis ganas.
¿Cuántas personas están ya escritas en nuestro destino?. ¿Cuántas personas de esas van a ser capaces de ponerte el mundo boca abajo y hacer que siga girando?. Yo digo que pocas. Tengo el placer de haber sentido ese desorden ordenado, esa locura, esa felicidad, ese cambio a mejor, esa perfección...
Y de todo eso aprendí que no se puede querer tan fuerte, no se puede quemar tanta vida del tirón porque luego los días normales te parecen poco, se te hacen largos o se te hacen cortos pero los sientes inútiles. Pierdes el sentido por todo, nada te llama la atención y cada detalle insignificante que te encuentras a lo largo de la semana puede hacerte recordar aquel incendio de amor con la fuerza de cien mil cañones.
No es práctico que las relaciones que se acaban no puedan cerrarse en cajas, guardando ahí tanto el amor como el dolor. Guardar los recuerdos para que no les busques por la noche, para no atraer el insomnio a los pies de la cama. Guardar los días felices para no compararlos con tus días de mierda... Borrón y cuenta nueva. Amnesia. Que se te olviden los lugares que mirásteis a la vez, las fechas, las películas que visteis juntos, las canciones que os dedicásteis. Los viajes, las noches compartiendo almohada, las confidencias, los te quieros que nunca escucharon respuesta. Guardarlo todo para que no estorbe. Borrarlo todo para que no duela,para que no importe.
Y de todo eso aprendí que no se puede querer tan fuerte, no se puede quemar tanta vida del tirón porque luego los días normales te parecen poco, se te hacen largos o se te hacen cortos pero los sientes inútiles. Pierdes el sentido por todo, nada te llama la atención y cada detalle insignificante que te encuentras a lo largo de la semana puede hacerte recordar aquel incendio de amor con la fuerza de cien mil cañones.
No es práctico que las relaciones que se acaban no puedan cerrarse en cajas, guardando ahí tanto el amor como el dolor. Guardar los recuerdos para que no les busques por la noche, para no atraer el insomnio a los pies de la cama. Guardar los días felices para no compararlos con tus días de mierda... Borrón y cuenta nueva. Amnesia. Que se te olviden los lugares que mirásteis a la vez, las fechas, las películas que visteis juntos, las canciones que os dedicásteis. Los viajes, las noches compartiendo almohada, las confidencias, los te quieros que nunca escucharon respuesta. Guardarlo todo para que no estorbe. Borrarlo todo para que no duela,

13 de noviembre de 2012
Dejaré crecer tanto la hierba que no volverás a tumbarte en ella.
Juró que nunca más dejaría que nadie la tomara en brazos, o la tocara la nariz o la hiciera cosquillas en los pies. Juró que nadie volvería a olerle el cabello mientras la abrazaba por detrás, que nadie más la besaría para hacerla callar. Ella juró que nunca volvería a ser feliz. Decidió arrugarse dentro de esas cuatro paredes, prefirió que el corazón le agonizara lentamente en soledad antes que permitir que lo rompieran en pedazos de nuevo.
Empezó a morir cuando decidió no concederle otra oportunidad al amor. Y ahí sigue, escuchando canciones de desamor, amargandose la vida con limones y chupitos de gasolina, quemándo la esperanza, desangrando la ilusión...
Empezó a morir cuando decidió no concederle otra oportunidad al amor. Y ahí sigue, escuchando canciones de desamor, amargandose la vida con limones y chupitos de gasolina, quemándo la esperanza, desangrando la ilusión...

7 de noviembre de 2012
Distancia de frenado.
Son las cuatro de la tarde. Estoy haciendo test para el carnet de conducir y me ha venido a la cabeza una mañana. Sí, me imagino que podréis imaginar quién es el protagonista...
La historia de la distancia de frenado:
Yo estaba sentada en su cama, y él trasteaba en el ordenador buscando test. Yo me leía por tercera vez la misma página del libro amarillo porque no podía dejar de mirarle y sonreirle. Empezó a hacerme preguntas. Yo no tenía ni idea y fallaba, pero él tampoco es que las acertara todas. Llegamos a la pregunta seis y decía algo así como que si la distancia de frenado aumentaba o disminuía si el turismo iba cargado... No lo entendí. Me cogió de la mano, tenía ya esa cara de 'nerviosismo' que se le ponía cuando intentaba explicarme algo que para él era sencillo y que yo no pillaba ni por accidente... En el pasillo, me dio un empujón para que 'corriera' y debía pararme cuando él dijera YA. Y eso hice. Luego, montándole a caballito hicimos lo mismo. Y me dijo: ¿Lo has visto?. Y volvió a explicármelo.
Son estas 'tonterías' las que me sacan una sonrisa de vez en cuando. Hay que quedarse con lo bueno, siempre, porque si no nunca más encontrareis el valor de sonreír.
La historia de la distancia de frenado:
Yo estaba sentada en su cama, y él trasteaba en el ordenador buscando test. Yo me leía por tercera vez la misma página del libro amarillo porque no podía dejar de mirarle y sonreirle. Empezó a hacerme preguntas. Yo no tenía ni idea y fallaba, pero él tampoco es que las acertara todas. Llegamos a la pregunta seis y decía algo así como que si la distancia de frenado aumentaba o disminuía si el turismo iba cargado... No lo entendí. Me cogió de la mano, tenía ya esa cara de 'nerviosismo' que se le ponía cuando intentaba explicarme algo que para él era sencillo y que yo no pillaba ni por accidente... En el pasillo, me dio un empujón para que 'corriera' y debía pararme cuando él dijera YA. Y eso hice. Luego, montándole a caballito hicimos lo mismo. Y me dijo: ¿Lo has visto?. Y volvió a explicármelo.
Son estas 'tonterías' las que me sacan una sonrisa de vez en cuando. Hay que quedarse con lo bueno, siempre, porque si no nunca más encontrareis el valor de sonreír.
Mi Romeo, mi Don Juan, mi amante de Teruel, mi Marco Antonio...
Hay una canción de Love Of Lesbian que dice: ''Yo mataré monstruos por ti, solo tienes que avisar''. Me recuerda tanto a mi yo de cuando estaba con él... Yo hubiera matado monstruos, gigantes, recuerdos, yo hubiera matado a cualquiera que intentase hacerle daño. Yo hubiera matado al tiempo simplemente para que parase de correr, para dormirme en su ombligo una semana sin que nadie lo notara.
6 de noviembre de 2012
Nuestros finales.
Nunca supe cual iba a ser nuestra última foto o nuestro último beso o nuestro último paseo. Nunca lo sabremos y quizá es por eso que 'nuestras últimas veces' nos saben tan amargas. Es inmenso el vacío que se siente cuando revives esa última vez, te quema la garganta como una copa de tequila del malo y la magia se disipa y solo queda la melancolía, que te enfría el alma y te convierte en cartón piedra. En una persona más.
A veces pienso que los finales serían más fáciles si lo supiéramos de antemano. Como cuando te cuentan una película, o el argumento de un libro... el sock no es tan tremendo. Ni tan duro. Y el duelo no dura tanto. Claro, que, por ejemplo, si yo hubiese sabido dónde estaba nuestro final habría hecho desaparecer todos los calendarios de este mundo para que ese día nunca llegara. Habría retrocedido cada domingo al anterior domingo para alargar nuestras semanas, nuestros meses, nuestros años... Se que suena a locura y que soy solo yo la que hubiera pedido más horas contigo, pero cuando conoces el amor tan de cerca luego es imposible volverlo a encontrar en otra piel.
Encontraré reemplazo, porque el ser humano es así, necesita llenar los huecos que se van quedando vacíos; pero yo se que siempre le voy a dejar espacio a tu nombre, por lo que hemos sido y por lo que he aprendido.
A veces pienso que los finales serían más fáciles si lo supiéramos de antemano. Como cuando te cuentan una película, o el argumento de un libro... el sock no es tan tremendo. Ni tan duro. Y el duelo no dura tanto. Claro, que, por ejemplo, si yo hubiese sabido dónde estaba nuestro final habría hecho desaparecer todos los calendarios de este mundo para que ese día nunca llegara. Habría retrocedido cada domingo al anterior domingo para alargar nuestras semanas, nuestros meses, nuestros años... Se que suena a locura y que soy solo yo la que hubiera pedido más horas contigo, pero cuando conoces el amor tan de cerca luego es imposible volverlo a encontrar en otra piel.
Encontraré reemplazo, porque el ser humano es así, necesita llenar los huecos que se van quedando vacíos; pero yo se que siempre le voy a dejar espacio a tu nombre, por lo que hemos sido y por lo que he aprendido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)