10 de diciembre de 2012

El blanco de los vestidos de novia.

Casi puedo afirmar que ver vestidos de novia nos vuelve vulnerables. Esos corpiños brillantes, esas faldas de fantasía, esas colas interminables... Y ese color blanco que parece querer gritarle al mundo que la inocencia existe al menos un día en la vida de toda mujer.  Ja... Inocencia... La inocencia se pierde dos veces en la vida; la primera vez te rompen el himen y la segunda te rompen el corazón... Y esta perdida es la más dolorosa puesto que tarda años en dejar de doler y encima nunca se olvida.
Supongo y espero que al ponerte un traje de novia algo en el Universo se active e impida que el pasado sea el protagonista. Espero que en mi cabeza solo aparezca la persona que va esperarme en altar, y en casa, para el resto de mis días, y no aquellos capullos que llevaron a mi corazón a un callejón oscuro para darle una paliza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario