18 de diciembre de 2012

Introspección

Hablas del desamor con una intensidad... Que por un momento creo posible la imágen de tu corazón saltando por los aires, esparciéndose en forma de virutas por todo tu pecho. Luego me imagino tu mano temblorosa intentando recoger los pedazos, tu mano gotea sangre y tus ojos lloran pero paras. Juntas los trozos y queda algo deshecho, abstracto. Se que es increíble pero me imagino a tu corazón agonizando, suplicando una muerte digna, suplicando que deje de dolerle la poca vida que aún respira... Y entonces te miro. Y de la manga te sacas una sonrisa que me hiela la sangre, porque soy consciente de que tu interior es oscuro... Ahora entiendo porque cuando te miro a los ojos no te encuentro... Porque estás muy lejos... Sopesando la idea de cortarle al corazón las venas, de ahogarle con la almohada. Dices que tu corazón no te sirve para nada, que late solo porque tu respiras y respiras porque no tienes ni fuerzas para soportar no hacerlo. Tu mirada habla con tanta intensidad del desamor... Que ahora puedo jurar que una persona se puede morir de amor. Se puede condenar.

Se supone que el amor es precioso, pero lo cierto es que es el arma más atroz que existe. El amor duele. El dolor da vida. Pero el vacío cuando EL te falta no es comparable a ningún dolor, es una nada tan terroríficamente nítida... Que a veces creo ver en tus ojos que no quieres la vida Laura. Que lo único que quieres es seguir sintiendo esa nada, esa sin pena; esa sin gloria. Ese desamor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario