18 de junio de 2012
Tras un golpe brusco y seco las cartas están encima de la mesa. Lo que hay es lo que ves. Por primera vez en mi vida no tengo otra opción, al menos real, dejarse morir, ni en este ni en ese momento fue una opción.
La doctora, acostumbrada a moverse entre hileras de vidas colgantes, ni se inmuta al decir su discurso.
En ese momento pienso en todas las veces que habrá dicho esas mismas palabras. En toda la gente que pasó antes por esa silla... (Esta silla merece un capitulo a parte que trataremos más adelante).
Me cuesta recordar el momento en el que me dijeron que tenía cáncer. Creo que había tantas emociones distintas en el ambiente que la noticia se entremezcló con ellas y escapó por la puerta en cuanto pudo; sin embargo recuerdo perfectamente que la doctora me dijo que me iba a curar.
Después de eso pasó a enumerar todos los efectos secundarios de la quimioterapia, impasible, como quien te vende un abrigo para el invierno.
En mi mente el cáncer pasó a ser un mero espectador de la devastación que produciría la quimioterapia. Iban a curarme de una cosa a costa de muchas otras; sin embargo no paraban de repetirme las mismas palabras. Como loros.
Y me engañaron.
Seis meses y te olvidas.
Seis meses y como nueva.
Seis meses y esto será solo un mal recuerdo.
Seis meses y estarás como si nada.
Seis meses y te reirás de todo eso.
Seis meses y volverás a tu vida diaria.
Seis meses y se acaba todo Laura.
Seis meses.
Seis meses.
Seis meses.
Seis meses.
Como si seis meses no fueran nada a los veintiún años.
Como si fuera abrir y cerrar los ojos un par de veces...
Como si no fuera a perder.
Como si aquello solo fueran "días".
2 de julio de 2012
Mi primera sesión de quimio.
No tenía miedo. Ni dolor (los que hayan pasado por una biopsia de médula osea me entenderán). Ni ganas, las cosas como son. El día anterior España había ganado de nuevo la Eurocopa y cuando todo el mundo se echó a la calle para celebrarlo yo me despedí de mis amigas y me fui a casa.
Todo el mundo a mi alrededor era mayor. Tenían el gesto cansado, y la mirada apagada. Estaban pálidos, delgados y callados. Muy callados. En este momento fue cuando me entró el miedo. Yo no quería ser una sombra de lo que era en ese momento, yo no quería apagarme. Yo no quería adelgazar, no quería meterme en la cama una semana entera, no quería llorar, no quería sufrir.... Y como no quería, no lo hice.
Esperé paciente las famosas náuseas de las que todo el mundo habla. No vinieron. Noté el estomago revuelto, pero para mi que eran los nervios que veían acercarse al veneno.
El doctor me recetó unas pastillas para evitar los vómitos. ¿Más mierda? Pensé. Y las fui almacenando. Cada sesión me daban 3.
Me quedé con 33.
Usé 3.
Las horas pasaban muy lentas. Entrar a las 8 y salír a las 4 o a las 5 de la tarde.
Y así durante seis meses.
Un lunes sí, un lunes no.
¿Recordais aquello de los seis meses?...
Seis meses y te olvidas.
Seis meses y como nueva.
Seis meses y esto será solo un mal recuerdo.
Seis meses y estarás como si nada.
Seis meses y te reirás de todo eso.
Seis meses y volverás a tu vida diaria.
Seis meses y se acaba todo Laura.
Seis meses.
Seis meses.
Seis meses.
Seis meses.
1 año y seis meses después... sigo esperando.
21 de noviembre de 2013
11 de noviembre de 2013
-¿Que pasó?
-La vida.
-No hablo de eso...
-Lo se. Pero aún soy incapaz de darte una razón, un motivo, una explicación... Aún no he logrado encontrar las palabras que me faltaron para evitar que nos rompieramos en mil pedazos. No he reunido el valor que me faltó en su día.
-Han pasado más de siete años.
-Y no he logrado olvidar...
-¡Han pasado más de siete años y sigues haciendome creer que me quieres!, ¡que me has querido! Si de verdad hubiera sido cierto no estaríamos aquí, cada uno en un lado del banco, con la mirada encendida de odio y desgana hablando de aquello. Estaríamos abrazados, y nada hubiese pasado.
-Ya empiezas con tus cuentos... ¡El amor no mueve montañas, enterate de una vez!
-Quizá ese es mi problema, que leí demasiado como para conformarme contigo. Que demasiados autores definieron el amor de manera contraria a ti.
-Me quisiste como a nadie...
-No te quise, te necesité. Y ni siquera supiste marcar mi número de telefono cuando algo iba mal.
-Nunca se me dieron bien las palabras. Lo siento.
-No te engañes, nunca se te dio bien nada.
-Te hacía llorar...
-Sí, eso se te daba de puta madre.
-Joder, creía que era eso lo que necesitabas. Llorar. Drama. Tu vida era una constante acuarela desdibujada, eras triste, gris... Y cuando menos te quería yo más me querías tu.
-¿Lo hiciste a proposito?
-Sí. Creía que esa era tu manera de ser feliz.
-No fui feliz... No fui feliz contigo ni un solo minuto.
-Lo se, pero ahora lo eres. Gracias a mi escribiste un libro que se agotó en menos de 10 horas en todas las librerías del país. ¿No lo ves? ¡Solo escribias cuando estabas triste y desdichada! Y yo sabía que solo eras del todo feliz escribiendo. ¡Nos sacrifiqué por ti!, como ahora lo estoy haciendo...
Le miré a los ojos. Agaché la cabeza y empecé a escribir frenéticamente mi siguiente libro.
Su recuerdo se esfumó, haciendome feliz una vez más.
-La vida.
-No hablo de eso...
-Lo se. Pero aún soy incapaz de darte una razón, un motivo, una explicación... Aún no he logrado encontrar las palabras que me faltaron para evitar que nos rompieramos en mil pedazos. No he reunido el valor que me faltó en su día.
-Han pasado más de siete años.
-Y no he logrado olvidar...
-¡Han pasado más de siete años y sigues haciendome creer que me quieres!, ¡que me has querido! Si de verdad hubiera sido cierto no estaríamos aquí, cada uno en un lado del banco, con la mirada encendida de odio y desgana hablando de aquello. Estaríamos abrazados, y nada hubiese pasado.
-Ya empiezas con tus cuentos... ¡El amor no mueve montañas, enterate de una vez!
-Quizá ese es mi problema, que leí demasiado como para conformarme contigo. Que demasiados autores definieron el amor de manera contraria a ti.
-Me quisiste como a nadie...
-No te quise, te necesité. Y ni siquera supiste marcar mi número de telefono cuando algo iba mal.
-Nunca se me dieron bien las palabras. Lo siento.
-No te engañes, nunca se te dio bien nada.
-Te hacía llorar...
-Sí, eso se te daba de puta madre.
-Joder, creía que era eso lo que necesitabas. Llorar. Drama. Tu vida era una constante acuarela desdibujada, eras triste, gris... Y cuando menos te quería yo más me querías tu.
-¿Lo hiciste a proposito?
-Sí. Creía que esa era tu manera de ser feliz.
-No fui feliz... No fui feliz contigo ni un solo minuto.
-Lo se, pero ahora lo eres. Gracias a mi escribiste un libro que se agotó en menos de 10 horas en todas las librerías del país. ¿No lo ves? ¡Solo escribias cuando estabas triste y desdichada! Y yo sabía que solo eras del todo feliz escribiendo. ¡Nos sacrifiqué por ti!, como ahora lo estoy haciendo...
Le miré a los ojos. Agaché la cabeza y empecé a escribir frenéticamente mi siguiente libro.
Su recuerdo se esfumó, haciendome feliz una vez más.
He vuelto, porque quizá no sea tan fácil eso de dejar atrás todo lo que fuimos tu y yo. No es solo cerrar la puerta y tirar la llave. No. Sigues aullandome cada noche, arañas la madera de una forma desenfrenada y yo solo consigo taparme con la manta y temblar.
Que tiré la llave sí... pero no su copia.
Que tiré la llave sí... pero no su copia.
1 de octubre de 2013
Adiós compañeros.
Adiós compañeros y compañeras. Esto se acaba.
Cierro un ciclo. Cierro una parte de mi vida que se entregó al placer de la escritura porque las costuras le empezaron a doler, la vida se me estaba haciendo grande.
Aquí concluyen los más de tres años que me he mostrado ante vosotros como una niña más, asustada del poder de los sentimientos, decepcionada con la maldad de la gete y sorprendida de la grandeza del amor. Aquí he sido como yo soy, sin tapujos, con delirios de tinta que estallaban cada domingo...
Me habeis regalado más de 30.000 visitas. Y solo por esto, por el hecho de saber que alguien se tomó la molestia de mirarme... ha merecido la pena. Ha merecido la pena cada lágrima, cada noche sin dormir, cada ampolla que me salio en los dedos de tanto escribir con mi gastado boli Bic...
Gracias, por aguardarme al otro lado, siempre en silencio.. Como deciamos siempre, ¿nos leemos?. Yo estaré encantada de recibiros en mi nuevo rincón. Porque al cerrar una puerta, se abre una ventana, ¿no?.
Ahora, más madura, dejo atrás el "Summer Time", el lado "Cuqui" de la vida.. y me adentro en un mundo más oscuro, un sitio en el que necesito entrar. Para hablar de mi enfermedad, de la terrible soledad que sienten las personas mayores. Hablaré de la locura, del olvido, del miedo... Hablaré de todas las sombras que han ido surgiendo en mis luces.
Acompañadme, pero este no es otro blog para desahogarse. Esto es algo más. Esto es mi cura.
Cierro un ciclo. Cierro una parte de mi vida que se entregó al placer de la escritura porque las costuras le empezaron a doler, la vida se me estaba haciendo grande.
Aquí concluyen los más de tres años que me he mostrado ante vosotros como una niña más, asustada del poder de los sentimientos, decepcionada con la maldad de la gete y sorprendida de la grandeza del amor. Aquí he sido como yo soy, sin tapujos, con delirios de tinta que estallaban cada domingo...
Me habeis regalado más de 30.000 visitas. Y solo por esto, por el hecho de saber que alguien se tomó la molestia de mirarme... ha merecido la pena. Ha merecido la pena cada lágrima, cada noche sin dormir, cada ampolla que me salio en los dedos de tanto escribir con mi gastado boli Bic...
Gracias, por aguardarme al otro lado, siempre en silencio.. Como deciamos siempre, ¿nos leemos?. Yo estaré encantada de recibiros en mi nuevo rincón. Porque al cerrar una puerta, se abre una ventana, ¿no?.
Ahora, más madura, dejo atrás el "Summer Time", el lado "Cuqui" de la vida.. y me adentro en un mundo más oscuro, un sitio en el que necesito entrar. Para hablar de mi enfermedad, de la terrible soledad que sienten las personas mayores. Hablaré de la locura, del olvido, del miedo... Hablaré de todas las sombras que han ido surgiendo en mis luces.
Acompañadme, pero este no es otro blog para desahogarse. Esto es algo más. Esto es mi cura.
Y para terminar, me gustaría dejaros con una foto. Una sonrisa que alguien decidió capturar, impidiendola perderse en el tiempo y que me recuerda que una vez fui feliz, tan feliz, que casi lo he olvidado.
3 de septiembre de 2013
Cada tres meses se cierne la duda sobre mi. Y no es una duda cualquiera, es feroz y directa. Es algo que puede arrebatarme la posibilidad de empezar dejando de lado tormentas. Y es precisamente eso lo que puede pasar, que llueva, que vuelva a llover, que se vuelvan a mojar mis sueños.
El primer diluvio acabó con las ilusiones que durante tantos años habían ido creciendo en mi, acabó con la posibilidad de dedicarme a lo que había querido desde niña, y solo eso ya se merece todo el desprecio del mundo. Ahora están naciendo ilusiones nuevas, no tan intensas, pero que bastarán para no hundirme; el daño está hecho, sí, pero vamos a intentar repararlo.
El primer diluvio acabó con las ilusiones que durante tantos años habían ido creciendo en mi, acabó con la posibilidad de dedicarme a lo que había querido desde niña, y solo eso ya se merece todo el desprecio del mundo. Ahora están naciendo ilusiones nuevas, no tan intensas, pero que bastarán para no hundirme; el daño está hecho, sí, pero vamos a intentar repararlo.
2 de septiembre de 2013
9 de abril de 2013
A veces tengo que sentarme en una silla y cerrar los ojos porque el mundo a mi alrededor da vueltas. Porque la vida no para y sin embargo siento la necesidad de hacer un stop, de pararme a mirar todo lo que he pasado y todo lo he dejado atrás. Tengo que asimilar los cambios del último año. Mi enfermedad. Mi soledad y mi decepción con la humanidad. Y tengo que hacerlo, porque hay veces que no comprendo porque estoy dónde estoy y cómo estoy. No me siento yo. Algo me falta.
Necesito entender que he tenido que perder para ganar. Que he tenido que renunciar a ciertas cosas para ganar otras. Renuncié a lo que era para poder tener un seré, para seguir viviendo. Y me ha compensado, claro, pero voy más despacio de lo que me había imaginado.
Necesito entender que he tenido que perder para ganar. Que he tenido que renunciar a ciertas cosas para ganar otras. Renuncié a lo que era para poder tener un seré, para seguir viviendo. Y me ha compensado, claro, pero voy más despacio de lo que me había imaginado.
2 de abril de 2013
Ser tu mitad.
Llega un momento en la vida en el que debes avanzar, tomar una decisión y sobretodo, una dirección. Creces. Y eso es una cosa que no se puede cambiar. No existen remedios caseros ni hechizos o pócimas que te mantengan protegida en tus quince años para siempre. Hay que dejar el miedo encerrado en el armario, bajo llave, y salir a buscar mundo, continuar la línea de tu vida, te lleve donde te lleve. Quizá te lleve por un desierto, o por una ciudad de grandes rascacielos, quizá por una carretera de muchas curvas o por un paseo marítimo...
Yo empiezo a tirar de mi hilo. Despacio, con un poco de temor pero con mucha ilusión. Voy a ir de su mano hasta que me suelte, le suelte o nos soltemos. Disfrutaré el camino, y los ratos que me pare a descansar y a mirar hacia atrás para no olvidar de donde vengo, y quienes me han hecho ser como soy.
Yo lo tengo decidido.
Yo empiezo a tirar de mi hilo. Despacio, con un poco de temor pero con mucha ilusión. Voy a ir de su mano hasta que me suelte, le suelte o nos soltemos. Disfrutaré el camino, y los ratos que me pare a descansar y a mirar hacia atrás para no olvidar de donde vengo, y quienes me han hecho ser como soy.
Yo lo tengo decidido.
21 de febrero de 2013
19 de febrero de 2013
Hay que volar.
Aunque duela.
A pesar del miedo y de las dudas.
Hay que volar.
Hay que apostar por lo que quieres, por el futuro.
No olvides de donde vienes, pero no te quedes... Busca la felicidad, aunque esté lejos, ve por ella, lucha y defiéndela con uñas y dientes. La gente intentará frenar tus ilusiones, pero no les dejes, demuestra al mundo entero que los sueños se hacen realidad.
31 de enero de 2013
19 de enero de 2013
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