10 de febrero de 2014

¿Llego tarde a quererte?
Siempre me hago la misma pregunta.
¿Llego tarde?
Porque si es así, deja que me desplome delante de ti, deja que me arranque el corazón en medio de un rugido feroz; deja que me despoje del maldito tic tac de este reloj natural.
Llego tarde... no me lo puedo creer. Con todos los años que me he pasado a la sombra del verano esperando que llegara el día perfecto, la hora perfecta y el momento perfecto.. Y ahora... Ahora me dices que llego tarde, y yo pongo cara de idiota, y me desangro en la acera mientras la gente se sube y se baja del autobús, a-sentimentales perdidos, ciegos de rutina. Tu acabas de decir que llego tarde... y ellos son capaces de continuar con su vida, de aligerar el paso, de mirarme sin verme pegados a unos cascos cada vez más grandes.
He llegado tarde, y nadie ha tenido la delicadeza de tomarse un suspiro a mi salud, a nuestra salud, o mejor dicho, a nuestra no salud. Todos siguen, todos corren... pero seguro, que cuando el destino les rompa el corazón de un revés, también querran que el mundo se pare un ratito con ellos.


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