Me preguntan sobre el cáncer.
¿Doloroso?
No.
Raro.
Raro porque es algo que no duele y duele mucho, a la vez. Sabes, de antemano, que pase lo que pase perderás y ese no es consuelo ni de muchos ni de tontos.
La gente se extraña cuando dices que pierdes. ¿Qué pierdes? Pues lo pierdes todo. O casi todo. Te pierdes a ti misma, para empezar, que creo que ya es bastante castigo. Pierdes tu pelo, pierdes la piel, pierdes fuerza, pierdes peso, pierdes tu risa, pierdes tu rutina, pierdes tiempo, pierdes ganas, pierdes personas... Sí, personas. La gente se aleja. Y quizá no lo hagan voluntariamente, o quizá sí, pero lo cierto es que dejan de llamarte porque tu ya no eres la misma de antes. Ya no sales tanto de fiesta, ya no vas a su ritmo y la gente no está para sentarse en la cuneta y esperar a que tu llegues. La gente corre su propia carrera.
Pierdes identidad. Porque lo que te definía hasta entonces se aleja, se destruye, se evapora, se hunde hasta el fondo de las venas, junto al veneno que, paradójicamente, te va curando. En el espejo no encuentras tu reflejo. Yo me miraba y veía a una Laura ... pero no a la que yo era antes. Evolucionas, sí, pero tan de golpe, que en realidad te atragantas con tu propio aspecto, eres incapaz de aceptar que la que está reflejada eres tu. Es duro. Es duro no reconocerte, echarte de menos... Y yo me reía, y me reía y me volvía a reír. Y decía que me encantaba el pelo corto, que me quedaba bien, que era fresquito, que no me daba guerra y que me duchaba en un periquete, que probablemente no me lo dejaría largo, que estaba bien, que me gustaba... MENTIRA. No te gustas. No te gustas ni por accidente. La cruda realidad era esa. Que te sentías desnuda, aun estando vestida. Y no penseis que la gente se pone en tu lugar o que empatiza por un segundo... no. La gente te dice que el pelo así te queda fatal, que como se te ocurre cortarte el pelo, que si antes estabas más guapa bla bla bla. La gente va cavando un hoyo en el que te metes sin querer queriendo. Lo que dolía de esas 'criticas' es que venían de gente que sabía que aquel corte de pelo no era por gusto, que estar tan delgada no era por hacer dieta y que tener la piel del color de la leche no era por una fobia al sol.
Pierdes seguridad. La pierdes. Da igual que te la ates a la cintura. La pierdes... Y pierdes.
Como veis, el cáncer es perder mas que doler, al menos el mio; que también ha habido días jodidos... pero eso ya lo dejo para cuando alguien me pregunte si alguna vez sentí que me moría.
Gracias por llegar hasta aquí. Por leer, por intentar comprender. Y por preguntar. Nunca dejeis de preguntar, porque hay gente deseosa de responder. Yo se lo digo mucho a Rubén. Cuentame todo lo que sepas y yo te contaré todo lo que sepa. Dice que pregunto mucho... pero es el camino más directo para llegar a saber.
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