24 de octubre de 2012

De colores.

El negro estiliza, sí, pero creo que me hace el ánimo demasiado delgado. Creo que es un color demasiado oscuro hasta para el invierno, triste, tupido, demasiado impenetrable. Abusamos demasiado de este color. Intentamos ocultar el máximo de nosotros mismos para que nada ni nadie nos dañe y no nos damos cuenta que colocándonos detrás de esa barrera nos perdemos los colores que la vida a veces trae.
Rojo. Amor, pasión, desenfreno. Deseo. Ganas de amar, de amar en una cama o sobre una mesa desordenada con papeles y bolígrafos. Fantasías. Mordiscos. Labios que buscan un cuello en mitad de la noche y despiertan besándote un hombro.
Verde. Esperanza. Campo. Libertad. Correr tras tus sueños sin reparar en el cansancio, sin hacer caso a los pies descalzos. Creer una y otra vez en lo imposible. Mantener viva la llama, las ganas de vivir. Enfrentarse al miedo. Reír. 
Azul. Nubes. 'Estar en las nubes'. Flotar como si tirasen de ti millones de globos. Felicidad. Serenidad. Querer todo lo que tienes... Para siempre. Suena raro, pero para mi los para siempres me parecen muy azules, y deben serlo. Tienen que ser sinceros y perdurar en el tiempo día tras día. Como el cielo (azul) que siempre llega después de la noche oscura.
Rosa. Como mi mundo. Es un color que disimula la tristeza bastante bien. Es un color que te hace princesa aunque se te caiga la corona cada vez que tu príncipe azul vuelve a ser sapo. Te hace creer que las historias bonitas pueden tener un final feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario