Sabía que iba a costarme mucho, que me iba a doler en el alma cada lágrima derramada por él.. y así ha sido. Ahora ya ni queda rabia, ni tristeza, simplemente hay un vacío. Un vacío sin más, como si hubieran decidido prescindir de todos los muebles de una habitación; como si hubieran arrancado el papel de las paredes y me dejaran completamente desnuda...
Le echo de menos, sí, pero tengo la fuerza que me ha levantado y me ha mantenido en pie estos meses de mi parte, asique un pequeño empujoncito más y nunca más me dolerá su nombre, ni el recuerdo de esas noches...
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