27 de mayo de 2012

A mi se me ha olvidado dormir.

Me acaban de invadir las ganas de verle. Así, sin avisar. Como siempre.
Joder. Lo que daría por tener los huevos de llamar a su portal y hacer que bajara, llevarme una goma de borrar  y pasarsela por la frente una y otra vez. Que no se trata de borrar lo malo y recordar lo bueno, no; que se trata de saber valorar los pequeños instantes de felicidad. Que no han sido pocos. Le quiero borrar esa nube que se ha colocado encima y le impide verlos...
Soy estúpida, pero a estas alturas del juego ya todos lo debéis de saber.
Me voy a seguir rompiendo por dentro, un poquito más, de camino al lunes. ¡Que alguien haga algo! le grito a mi alrededor, pero nada se puede hacer ya por mi. He perdido. Y me toca a mi inventarme la manera de olvidar y de pasar página. Con tranquilidad. Porque nuestro libro es de esas historias que se leen una vez... y la vuelves a leer.
Que ¿por qué?... jajaja... son muchas cosas. Muchos momentos. Muchas miradas. Son ese tipo de cosas con las que todo el mundo sueña y casi nadie encuentra. Nosotros las tuvimos, pero ahora se nos escapan, como el tiempo, que ha decidido correr despacio, escapar de mi sin querer. Le alcanzo. Y morimos juntos, en la cama, acompañados por lágrimas.

Echar de menos es un verbo que se me queda jodidamente corto. Que le vamos a hacer. Aunque parezca increible la vida sigue sin él. Y yo que creía que se iba a parar y me iba a dar tiempo para llorar lo perdido...

1 comentario: