Nunca supe lo que era una muñeca rota hasta que me vi noche tras noche tirada en el suelo de distintas habitaciones empapada en alcohol, en sudor y en recuerdos. Viajaba cada noche a un mundo diferente buscando encontrarle en cualquier otra piel, engañando a mis sentidos, haciéndoles creer que podría encontrar alguien igual o simplemente parecido... pero lo único que encontré fue soledad y cristales rotos.
He dejado tras de mi corazones rotos, puzzles sin acabar, frases a medias, te quieros de mentira... y sin embargo ese nombre, ese olor, esa ciudad son cosas que no consigo dejar atrás.
Genero recuerdos que me muerden de noche, que me acosan y no se como pararlos. Hay días que la presión es tan fuerte que me cuesta respirar, que nadie me da el aire que me falta... Pero entonces, algo que no lo que es me recata, me hace el boca a boca, me devuelve a la vida y vuelvo a empezar.
Soy una muñeca rota a la que intentan arreglar y en mi porcelana el pegamento no hace efecto. No vengo así de fábrica, pero jugaron conmigo y no resistí que se acabara el juego. Yo quería seguir, aunque fuera medio rota.
Te encontré una madrugada con el corazón en llamas,
desafiando al mundo con el filo de una copa.
Justo en ese momento presentí que iba a acabar así:
como una muñeca rota.
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