Que será eso que me ronronea el cuerpo cuando miro alguna foto suya, cuando sin querer veo su nombre en algún sitio, o huelo su colonia... Son tantas cosas, que no se ponerlas en orden. Pero aquí estoy, esperando.
Y esperando seguiré, porque si al final del larguisimo camino está esa mirada traviesa y esa risa contagiosa, todo este tiempo habrá merecido la pena.
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