29 de abril de 2012

Dijimos que el poder de 3 era inmortal.





Crecemos. Y aunque no queramos eso implica cambiar, alejarse de lo que siempre has conocido y de lo que siempre has sido. Conocer gente nueva, gente que te acompañará un rato y gente que se quedará a tu lado siempre. Pero eso implica dejar atrás a esa gente con la que has crecido, con la que has compartido tantas tardes, tantas mañanas de clases y tantos madrugones.
Crecer no significa borrar los años pasados cada vez que cumples uno más. No se trata de sustituir a gente en tu lista de contactos, si no de añadir más.

Estoy creciendo, pero me estoy dejado a mucha gente por el camino. Y no se si es porque no se mantenerlos a mi lado o porque han cogido un camino que yo no he sabido seguir. No se si he sido yo la que ha dejado de llamar, o si han sido ellos los que se han olvidado de pegarme un toque una vez a la semana...

A veces, no descolgamos el teléfono porque nadie lo ha hecho antes. Grave error. Cuando quieras hablar, marca. Marca y escucha al otro lado esa voz que tantos consejos te dió, tantos chistes te contó y tantos secretos compartió. Marca el puto teléfono y gritale que echas de menos las tardes de césped, de caciques con coca cola a las cinco de la tarde. Las vueltas a casa en lo mejor de la fiesta porque había toque de queda, las noches durmiendo en la misma cama y soñando como sería nuestro primer viaje juntas, nuestro último concierto... Como seríamos de ahi a diez años... Y lo cierto es que ya han pasado tres. Y estamos cada uno en un lado del mundo, desgastando los cordones que nos unían, dejando morir lo que un día fue tan fuerte.

En mi agenda, siguen escritos en verde fosforito nuestros típicos 'Siempre juntas', los 'Para siempre' que apuntábamos al lado de nuestro nombre. Juramos que seríamos para siempre... pero lo cierto es que el tiempo nos está matando, nos está ganando la batalla, esa que juramos nunca íbamos a perder.
Cuando tenía quince años, que nos separara el tiempo lo veía un imposible, una locura, una realidad tan lejana que me moría de la risa solo de pensarla. No concebía la vida sin vosotras, sin vuestra fuerza... Y lo cierto es, que ahora, con veintiún años que tengo, me veo fuerte y sin vosotras. ¿Cuando dejó de importar el lazo fuerte que habíamos creado?, ¿ cuando dejamos de tener ganas de vernos?

Nos recuerdo tan unidas... que miro fotos y me creo que en cualquier momento volveremos a quemar Madrid, a vivir una Noche en Blanco, a desfilar con un mini por bandera el 2 de julio, a celebrar los cumples con la familia, a ir a la Vaguada. Me creo que volveremos a patearnos la calle Fuencarral buscando un pantalón de surf, una mochila de ska... nos comeremos un helado en el Mc Donald, y luego correremos hacía el metro porque nos empapa una tormenta de verano....

Volveremos.
Me lo tenéis que prometer.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario