27 de abril de 2012

Hacerme estrella.. y que siempre tengas un lugar en el que buscarme.


Siempre he querido tocar las estrellas. Saber si están calientes, si queman de verdad. Si pinchan, si son suaves... Siempre he querido tocar las estrellas y adueñarme de una de ellas. Hacerla mia, ponerle un nombre, saber que en el cielo siempre habrá una luz brillando por mi...

Cuando era pequeña yo era de las que creía que cuando alguien moría subía al cielo y se encendía una luz; por eso es que hay tantas estrellas, porque hay muchas vidas que recordar.
Cada vez que miraba al cielo, me imaginaba que unos ojos me devolvían la mirada y no podía evitar sonreír. Pensar que desde ahí arriba te cuidan es reconfortante, vives más feliz. Es un sueño que mantuve vivo muchos años, incluso llegó a ser una locura. Las noches de fuegos artificiales lloraba. Lloraba pensando que esas explosiones de color podían hacer daño a esas personas que se habían reencarnado en estrella. Lloraba con tanto sentimiento que muchas veces tenía que alejarme de aquel espectáculo de luces. Sin embargo, cada estallido me retumbaba en el pecho, me encogía el corazón, como si una mano lo estrujara desde dentro... Y miraba al cielo, y me imaginaba que después de la tormenta a la que le sometimos, todo volvía a quedarse en paz. Por lo tanto, yo también quedaba en paz.



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