1 de julio de 2011

Carpetazo. Fin de ciclo.

Se que sus besos me acompañarán a todas partes y durante mucho tiempo, como un recuerdo radiante al que aferrarme en momentos de soledad. Pero, después de todo, algunos dicen que las historias de amor más hermosas son aquellas que no han tenido tiempo de vivirse. Quizá los besos que no recibimos, los que no me ha dado, sean también los más intensos...

Simplemente decir que cuando te miro, pienso en las veinticuatro imágenes por segundo de una película. En ti, las veintitres primeras imágenes son luminosas y radiantes, pero de la vigésima cuarta emana cierta tristeza  que contrasta con la luz que llevas en ti. Como una imágen subliminal, una fisura bajo el brillo.

Simplemente decirte que te cuides mucho, que no te contamine la melancolía. Simplemente decirte que no dejes que triunfe la vigésima cuarta imágen. Que no dejes que se imponga el demonio sobre el ángel con demasiada frecuencia.

Simplemente decirte que me has dado lo que necesitaba, lo que esperaba. Que me has llenado con pocos momentos y que conseguiste que el negro tirara más hacía el gris. Que conseguiste que llorara de alegría solo con pensar en ti, aunque suene tremendo, es así. Tu hiciste que volviera a confiar, que el pasado no importara...

Simplemente decirte, en fin, que no te voy a olvidar nunca.

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