Ayer, tumbada en el césped y mirando como el viento mecía las largas y delgadas ramas de un sauce llorón me dio por reír... Parecía que aquel árbol se dejaba llevar con facilidad, como vencido, y sentí como lloraba por ser como era. Alto, magestuoso, pero frágil.
Su nombre cruzó por mi mente tantas veces que estoy segura que estuviese donde estuviese, se tuvo que sentir cansado...
Y yo también me estoy cansando de agotar sus recuerdos hasta la saciedad. Solo buceando en alcohol logro escapar de las dudas y las llagas que me queman la cabeza; un virus letal del que no puedo escapar sola y contra el cual debo luchar en la más estricta soledad.
ALGO ME PIDE SALIR
PARA IR CORRIENDO HACIA TI
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