Anoche me acosté charlando con la almohada. Le prometí que no volvería a decir su nombre, que hablaría de los principes Disney y de sus princesas... Y empecé por Aladín, ese chico pobre que consiguió lo que más quería. Luego hablamos de la Bella y la Bestia, y de lo bonito de querer antes el interior de una persona que el exterior. Fue entonces cuando me quedé en silencio y busqué entre las sombras el recuerdo de una mañana, en un mirador, un lugar que no significaba nada y que ahora se había convertido en un rincón non grato para mí y para mi buen juicio. Soñé con ese lugar elevado y con su mirada...
Me he levantado maldiciendome por faltar a la promesa que me había hecho a mi misma, por no tener la fuerza suficiente de ponerle un candado a todos esos videos mentales que tengo almacenados en una cajita y tirarlos al mar.
Ya estoy harta de poner etiquetas....
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