Con los ojos cerrados encontré un lugar en paz, un lugar donde nadie me importaba y nadie me dolía, un sitio donde solo existía yo, yo y mis ganas de cambiarlo todo... Y me he dado cuenta, que tengo tantas ansias de cambiar mi mundo que la que termina por cambiar soy yo.
Ya no soy la que se tira a la piscina aunque las dudas llenen mis sueños; ya no soy la que echa de menos algo que nunca volverá; ya no soy la que sonríe cuando le entran ganas de llorar; no soy la que defiende causas justas; no soy la que se complica... Ahora lo quiero todo sencillo. Blanco o negro, no deseo tonalidades intermedias. No quiero pensar en nadie, no quiero hacerme ilusiones y no quiero estar con gente.
He cambiado. Y me arrepiento de haber dejado que lo malo venciera el pulso a lo bueno, me culpo por bajar los brazos y dejar de luchar.. Pero no hay nada más que se pueda hacer, o voy a pelearme contra mi misma porque la perdedora siempre seré yo.
Se que no hace mucho predicaba a los cuatro vientos que si uno quiere es invencible, pero he descubierto que las cosas no se hacen realidad por mucho que las repitas y por muy alto que las digas. Ser fuerte no es cuestión de creertelo, sino de serlo, y yo lo soy, pero estando acompañada, a solas no tengo nada que demostrar.
Ya no me duele ser frágil, he aprendido a apreciar mi parte débil tanto o más que a la parte de superheroína, además, esta última se rompe en mil pedazos cada vez que algo sale mal, la otra sin embargo siempre está intacta y con cada hostia se hace más dura.
Resumiendote, querido padre: Había pensado en irme a tomar por culo, como tú me habías sugerido... Pero eso está demasiado lejos, asique voy a quedarme y a torturarte.
No quiero que pienses que lo único que quiero es hacerte sentir culpable, porque lo eres sin tener que pensarlo.
Se que habrá un día del calendario en el que yo deje de tener futuro y presente para tener solo pasado, y ese pasado quedará grabado siempre en una piedra, o en una especie de jarrón... Ya no tengo miedo a que llegue ese momento, ni prisa porque aparezca la encapuchada vestida de negro (aunque estoy segura que la mia vendrá vestida de rosa) y me de la mano. Ahora tengo conciencia del descanso que me espera, ahora se que todo lo que me pase día a día habrá merecido la pena si con eso me descuentan otras 24 horas de espera.
ESPERAR LO INESPERADO.
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