No hay nada más sucio y rastrero que juzgar y jugar con el dolor ajeno. Uno nunca sabe que es lo que está pasando dentro de la otra persona, ni las tormentas contra las que tiene que luchar...
Definitivamente, todo el mundo sería mucho más feliz si se ocupara de sus propios asuntos, de sus propios problemas...
Como hablar es gratis, lo hacemos, y sin pensar.
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