Es necesario. Para el alma, para el corazón, para el cuerpo... Después de los incendios quedan cenizas. Sólo cenizas. Es un gran impacto del que nunca te recuperas, pero debes esforzarte y poner todo tu empeño en volver a fertilizar la tierra.
En el amor es parecido. Cuando una historia se acaba, el fuego de la tristeza y la soledad lo arrasan todo y te dejan una tierra en la que será dificil volver a plantar... pero tienes que intentarlo.
Yo me juré a mi misma que nunca más confiaría en nadie, que no merecía la pena darlo todo otra vez, empezar de nuevo y volver a fracasar estrepitosamente. Entonces recordé el día que aprendí a andar. Si lo hubiera dejado al primer tropiezo no sabría andar, ni patinar, ni escribir... Por eso, por el empeño que he puesto a cada paso que he dado hoy soy lo que soy.
Aprenderé a amar, asumiendo las consecuencias, los posibles fallos, las lágrimas saladas, las noches sin dormir. Aprenderé a tragarme el orgullo y a pedir perdón... asumiré las consecuencias de mis actos.
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