26 de septiembre de 2011

Con ese miedo de quien no quiere temer



Es necesario. Para el alma, para el corazón, para el cuerpo... Después de los incendios quedan cenizas. Sólo cenizas. Es un gran impacto del que nunca te recuperas, pero debes esforzarte y poner todo tu empeño en volver a fertilizar la tierra.
En el amor es parecido. Cuando una historia se acaba, el fuego de la tristeza y la soledad lo arrasan todo y te dejan una tierra en la que será dificil volver a plantar... pero tienes que intentarlo.

Yo me juré a mi misma que nunca más confiaría en nadie, que no merecía la pena darlo todo otra vez, empezar de nuevo y volver a fracasar estrepitosamente. Entonces recordé el día que aprendí a andar. Si lo hubiera dejado al primer tropiezo no sabría andar, ni patinar, ni escribir... Por eso, por el empeño que he puesto a cada paso  que he dado hoy soy lo que soy.
Aprenderé a amar, asumiendo las consecuencias, los posibles fallos, las lágrimas saladas, las noches sin dormir. Aprenderé a tragarme el orgullo y a pedir perdón... asumiré las consecuencias de mis actos.

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