18 de diciembre de 2015

Creo que me hice mayor el día que me hice una herida y no la pude curar con Betadine, ni la pude tocar ni la pude lavar. Ese día aprendí los mil usos del alcohol de quemar y desde entonces solo desfila garganta abajo, curando a la vez que abrasa esos lugares a los que no llegan las manos.

Heridas internas, de las que duelen hasta que caes rendida a las tantas de la madrugada con la almohada empapada y la cara roja de llorar alfileres. Y el pecho abierto, la piel arañada y las uñas rotas a la altura del corazón. Y el dedo medio intentando elevarse para mandar a tomar por culo al fantasma que duerme a los pies de la cama. Pero ya no quedan fuerzas en este colchón, nos dividimos tanto que acabamos siendo nada. Y la nada flota, por eso yo me quiero hundir.

Fuimos música después de cada concierto, fuimos vítores después de cada partido, fuimos magia después de cada polvo, fuimos sonrisa después de valer la pena, fuimos llanto después del te quiero y ahora somos restos, el amarillo agarrado a las cortinas de algún fumador obseso.

Eso somos tu y yo, la nada incapacitando al todo, como un banco de niebla interminable zampándose Madrid a las seis de la mañana, sin pedir permiso. Una ola gigantesca tragándose Valencia y salpicando Toledo de espuma y sal. Un incendio devorando Gata sin pensar en los que llorarán la pérdida, sin pensar en nuestros pulmones, que quedarán marcados de hollín y deudas. Un terremoto a escala mundial, una sacudida global de conciencias, el adiós más largo del mundo, la marea que se tragó aquel castillo de arena cuando estaba a punto tocar el cielo para besar la luna...

Fueron los celos, de ver que unos niños cargados con cubitos y palas de playa habían conseguido llegar más alto que nuestros sueños. Fue la envidia de ver aquellos granos de arena en perfecta sintonía, abrazados, sin pestañear, sin preguntas. Fue la duda, fue tu "¿Qué estoy haciendo aquí?", fue mi "Si aún no lo sabes deberías marcharte". Fue el caos de quererte a los 25 como te hubiese querido a los 15, sin vergüenza y sin heridas. Fue todo, ¿lo ves? Y respondimos con la nada.

Nos dejamos marchar como quien deja pasar un tren porque sabe que en quince minutos pasará otro, y así toda la vida, de quince minutos en quince minutos, de enero a mayo, de mayo a agosto. Quédate de una vez por todas y suéltame el pelo, da igual si rompemos un par de jarrones o el suelo.

17 de diciembre de 2015

El agua salada no se congela a 0 grados, así que es por eso que aún te salen las lágrimas bajo ese edredón de hielos. Sé que tienes frío, sé que estás cansada, que darías todo lo que tienes por poder no sentir nada.

Hace tiempo que no pones la otra mejilla porque la perdiste es alguna guerra que nunca te perteneció del todo, que aún brota la sangre cuando sonríes de medio lado y se saltan los puntos de sutura. Torpes. Ingratos.
Hace tiempo que no frenas inviernos porque uno te alcanzó tratando de borrar febreros.

Sé que ya no ríes, en memoria de aquella que alguna vez fuiste, sé que ya no lees porque temes encontrar tu personaje bebiendo de otro tintero, con más deseo, con más amor. Sé que no te encuentras, y sé que tampoco lo harías si te buscaras.

A pesar de lo que piensas, de tus derrotas, de tus heridas, tienes más amor guardado que entregado; mira en los bolsillos de todas tus chaquetas y verás la inmensidad de abrazos, besos, caricias, buenas noches y buenos días que tenías olvidados.

Quiérete, mi vida, quiérete mucho hasta que venga alguien que te quiera; y después, quiérete más.

16 de diciembre de 2015

-Eh, eh, eh, relájate ¿vale?. Te quiero.
Tus ausencias me quitan el hambre, y a ver quién coño te crees que eres para decidir cuando soy y cuando no.


15 de diciembre de 2015

He venido hasta aquí porque sé que saldré muerta de esta y ya no me importa ni tan siquiera un poco que me mires con esos ojos tan vacíos. Está todo tan lleno de nada que no puedo dejarle hueco a tu tristeza, así que vas a tener que tragártela junto a ese jodido bote de pastillas que te hará feliz. "¿Y tú qué?" Me preguntas. Yo a los pies de tu cama, esperando que esta vez no duela mucho y que dure mucho menos que la última vez...

Pero por favor, que esta sea la definitiva. Vete, si es que eso es lo que realmente quieres. Vete. Córtate las cuerdas, déjate crecer las venas, ábrete las carnes y deja entrar a los gusanos, sin miedo, si ya no queda nada que antes no te haya podrido tu humedad.

Y por fin sueño.
Y quién sabe si nunca más pesadillas.

No se si te he dicho alguna vez lo mucho que te favorece esa sonrisa. Lo hace. Pero no me acostumbro, ya se que no te gusta sonreír; que sueñas en blanco y vistes en negro; que respiras bajo el agua y te duchas en seco.

¿Cuándo fue la última vez que te quisiste? Creo que fue hace tanto que yo aún no sabía lo que era echarte de menos, y de eso hace tantos años... que la última tarta de cumpleaños que recuerdo al lado de tu abrazo sòlo llevaba una vela. No, no llores, que ya me he acostumbrado a la sequía de este desierto.

Por no necesitar, no necesito ni aliento para continuar. Me rindo. Tú ganas. Abraza las sombras y mécete hasta que nunca más se haga de día, hasta que el silencio no se escuche, hasta que la marea toque la punta de tu lengua.

Abraza las sombras y siente el frío que yo llevo años intentando calentar. Y te va a sorprender, y quizá te va a doler despertarte y no poder ver, pero lo siento, yo no enciendo más la luz. Tendrá que quemarse otro por ti, alguien que no sea todo cenizas ya.


14 de diciembre de 2015

Me gusta cuando me rompes las medias y no el corazón, cuando te haces tormenta y me empapas sin arrastrarme.

Me gusta tu forma de besar, amoldando tus manos a la curva de mi rostro, como si estuvieran hechos el uno para el otro.

Me gusta el descaro con el que mis dientes te muerden, buscando dejar huella en el barrizal de tu sudor. Y sin pudor. Y sin preaviso.

Me gusta no tener que pedir permiso.

Me gusta el miedo que me ahoga por las mañanas.

Me gusta el boca a boca con el que me salvas.

Me gusta hasta el lunes que se acerca dando zancadas porque yo me acerco a ti a brazadas.

Me gusta que estés aquí.

Me gusta que puedas irte.

Me encanta que no lo hagas.


10 de noviembre de 2015

Sobran balas y faltan besos de tornillo, de esos que parece que van a follarte el alma y luego se apagan en un susurro nervioso a la altura de tu oreja, pidiendo guerra en un colchón en paz.

Hacen falta más valientes que quieran quedarse cuando todos se van, esos que se quedan a mirar como lloras para luego decirte "lo fea que te pones cuando lloras" y lo jodidamente guapa que eres cuando te miro yo. Empalaga, pero hace que la semana no sea tan larga.

Que llevemos coraza no significa que nos guste, que lo hayamos elegido; solo quiere decir que llevará mas tiempo descubrir que se esconde dentro. Así que dime, cualquier día de estos, que tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos, que cuando llegue la muerte yo sabré leerte en todos los idiomas inventados. Dime que sí. Y hagámoslo. Aunque me cueste la vida deshacerme de ese peso que llevas a la espalda... tú solo dejame intentarlo que de lograrlo ya me encargo yo.

Sobran principes a caballo y faltan hombres con ganas de pasear agarrados de la mano, con guantes, sin guantes... ¿qué mas da? Si lo importante es sentir que alguien te protege incluso antes de caer. Pero tú, tu... tu no cojas mi mano. No la cojas porque no quiero llevarte por el buen camino, ni por el camino corto. Contigo solo quiero hacer una cosa: PERDERME.
Y que nadie nos encuentre, ni siquiera para contarnos que los besos de tornillo ganaron a las balas.


7 de noviembre de 2015

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¿Lo ves?
¿Lo sientes?
Esto es lo queda cuando esperas algo de alguien pero nunca llega.
La nada.
El vacío más espantoso.




















Esto es la vida, acostúmbrate estupida!

4 de noviembre de 2015

Pensaba que rompiendo a alguien más yo podría arreglarme, y no ha sido así. Siento mucho la cantidad de escombros que dejo alrededor. Siento los sueños y los cristales rotos, los planes a medias y los te quiero que nunca respondí.

No me busques, te estoy dando lo que deseas, no seas cobarde y vete. Frida Kahlo dijo una vez: "Te amputo de mi", pero no creo que hayamos estado nunca tan cerca. Yo, como Alejandra Pizamik, no se de pájaros, pero tu siempre has querido volar. Hazlo. 


3 de noviembre de 2015

Se que no me abrazas porque tienes miedo de perderte por el camino, y yo no te abrazo porque tengo miedo de darte las ganas de huir. Y aquí estamos. Multiplicando miedos como dos locos que no saben diferenciar el cielo del suelo, disimulando el cansancio de contener el mar en la bañera, cargando la pistola de balas perdidas que solo encuentran piel cuando nos apuntamos la sien.

Aquí estoy. Con el miedo temblando en las pupilas y el pánico bailando en las entrañas por si le abro la ventana a tu otoño... por si luego me dejas sola con mi invierno y las decenas de estalactitas que me cuelgan del pecho. Que no necesito que seas siempre verano, pero ojalá pudiéramos ser primavera algún domingo. Y que todo el mundo se gire para ver tus flores, y que se mueran de envidia cuando vean que mi hielo te derrite.

Aquí estoy. Deseando que me despeines la sonrisa a besos y me cosas las costillas con cuentos. Y me da igual como acaben, y me da igual si hay princesas o drogadictas; solo quiero que el sonido de tu voz rompa el silencio.


1 de noviembre de 2015

Hubo un tiempo en el que yo hubiera vuelto a buscarle. No nací de piedra, pero es cierto eso que dicen: los golpes te modelan. Nunca van a romperte el corazón igual, es más, puede que algún día alguien lo acaricie y no lo arañe. Pero tu estarás esperando el fatídico momento, esperarás el adiós, el "ya no te quiero" y te derrumbarás, te meterás en la cama con un paquete de pañuelos y el Diario de Noa en versión original en el portátil dispuesta a llorar durante horas para poder levantarte más fuerte mañana.

Sabes todo lo que tienes que hacer, las fases por las que vas a pasar, el tiempo que durará cada una de ellas, todos los labios que tendrás que morder para que dejen de doler los tuyos, cuántos pares de medias te romperás tu misma delante del espejo, cuántos dedos te meterás para vomitar hasta la última mariposa, los litros de alcohol necesarios para curar la herida... Lo sabes todo de las rupturas, por eso y porque la tercera hostia te hizo precavida, estarás esperando el fin.

Te perseguirá como un fantasma, te acechará detrás de cada puerta, de cada beso, dormirá contigo, intentará asfixiarte. Y tu te dejarás ahogar por la puta duda, te dejarás acosar por el miedo y siempre tendrás preparada una tarrina de helado y la discografía de Álex Ubago. Completa. ¿Por qué iba a ser esta la buena?, ¿por qué vamos a darnos una oportunidad si luego habrá que recoger todo el escombro y volveremos a casa con las manos vacías y sangrando amor?

¿Por qué nos pasa esto? Porque no sabemos lo que es que una historia acabe bien, que un amor no duela, que nunca nos digan adiós. No sabemos querer, ni dejamos que nos quieran. Decimos que amamos sin control, sin pensar en las consecuencias, y es mentira, no hay quien nos haga quitar el pie del freno... ¿O si? 


31 de octubre de 2015

Fuera empieza a llover, y los cristales se empañan de lágrimas frías. La ciudad se ha quedado a oscuras y yo me he quedado con las ganas de decirte muchas cosas. Como por ejemplo: que puedo vivir sin ti, que se estar sola, que me gusta, pero que no quiero. Después de haberte besado el pelo recién levantada, después de haber dormido la siesta en tu ombligo, después de haber llorado en tus rodillas... después de todo esto se que puedo vivir sin ti, que lo he hecho mucho tiempo, pero que no, que no quiero.

Y entonces te desvaneces, desapareces y me dejas la ciudad a oscuras para mi sola. ¿Y qué hago yo con tantas calles, con tantos bares y tantos parques? ¿Para qué quiero tanto mundo si no me lo puedo comer contigo?.

Voy a sufrir un empacho de realidad, el agujero negro de mi estómago va a tragarse hasta mi última estrella para que no me duelan... pero sin ti, de repente todo duele, y es más viejo, y más feo.

Vuelve. Aunque solo sea para despedirte, para cogerme la mano por última vez, un último viaje, yo conduzco. Yo te cuido. Pero vuelve. Aunque solo sea un rato, aunque solo sea para echarme la bronca, para llamarme cabezota, testaruda o lo primero que se te pase por la cabeza.

Ya no se cuántas navidades llevo pidiéndo este deseo, lo único que se es que lo pediré hasta que vuelvas y me dejes llamarte por última vez, porque créeme si te digo que la palabra "abuela" es la más bonita que me han enseñado a decir jamás. Y fuiste tú, así que vuelve; te juro que soportaré el adiós, pero por lo menos dimelo.

Un último: "me piro vampiro" y tu risa fuerte. Fuerte y preciosa. Vamos, todo lo que eras tu y lo que espero que sigas siendo allá donde estés. Porque estás. De eso no me cabe duda.


25 de octubre de 2015

__Nos vemos en el infierno__ dijiste, y te lanzaste a mi boca como un enfermo en busca de la cura, y solo encontraste locura. 

Y más enfermedad. 

Y más ganas de quedarte.

De arder.

Existe el infierno en la Tierra, y no busques la puerta, solo entrarás cuando estés listo para el desastre, para no volver, para ser uno con alguien más. Eso es el infierno. Ser con alguien más.

Perder. A este verbo le tenemos miedo todos; unos porque no están preparados para tenerlo todo y otros porque llevan perdiendo cosas sin llegar a tenerlas mucho tiempo.
Perder. Seis letras que descarnan, desolan y humillan. Seis letras que deberían no importar y que sin embargo nos condicionan más que las seis letras de MUERTE.

Yo he tenido que perderme muchas veces antes de encontrarme. Y ha sido doloroso, he pasado frío y he pasado hambre. Hambre de abrazos, de sonrisas, de "todo saldrá bien"... y al final, cuando creía que me ahogaría bajo la lluvia, cuando no era capaz de ver nada en mitad de la noche oscura, entonces y solo entonces, ha salido el sol, orgulloso.

Y el sol te cura. Cicatriza la carne, seca tus penas y le pone un toque de color a todo ese pasado que de repente un día se volvió gris.
Y vuelves a temer perder, pero una vez que bajas al infierno comprendes que para encontrarse hay que perderse, que para ser feliz hay que ser un poco triste y que para ser buena persona (y no una gilipollas más) hay que ser muy hija de puta con quien venga con la intención de cortarte las venas.

No seas de las personas que pierden, sé de las que mejoran, de las que aprenden, las que comprenden. Y quiere mucho, no tengas miedo, no te pongas límites que para eso ya está el cielo.


Ojalá perdiésemos algo todos los días, eso significaría que en algún momento logramos tener lo que queríamos; lo dificil es saber eso, que lo tienes.

22 de octubre de 2015

Lo mejor que puedo hacer por ti es ignorar los golpes que le das a la pared, los cuchillos que me lanzas, el dolor que me deseas.

Lo mejor que puedo hacer por ti es no guardarte rencor, porque se que lo único que esperas es que te quiera, y yo no tengo el poder para hacer que eso suceda.

Lo mejor que puedo hacer por ti es desaparecer, borrar hasta el último detalle; mi olor, mi risa, mi llanto...

Lo mejor que puedo hacer por ti es no buscarte. Y eso estoy haciendo, asi que por favor, hazte TU un último favor y deja de buscarme detrás de las ventanas. Vete a ser feliz, y no te conformes con desear serlo conmigo.

20 de octubre de 2015

No te imaginas la cantidad de años de vida que me estás regalando. La paz que me das, la calma que dejas en el oceano del miedo cada vez que posas tu mano en mi arena, o cuando atrapas olas mar adentro para que nunca mueran.

Hoy la inspiración ha llamado a la puerta y tu estabas ahí para recibirla, despeinado y con cara de sueño. La has invitado a pasar y te has sentado a observar como ella y yo nos fundíamos en una sola persona.
Me pregunto qué habrás sentido, pero en el fondo me da igual la respuesta, porque lo que hoy ha pasado es lo que quiero que pase el resto de mi vida.

No quiero que me digas las tipicas cosas porque no eres el típico hombre. Lo que quiero es hacer cosas que no haya logrado nadie... que me beses con los ojos, que me abraces con la boca, que me mires con el alma, que me respires por la piel.

Quiero que me quieras, pero no como lo harían todos, solo quiero que me quieras como lo haces tú.


30 de septiembre de 2015

"Vayámonos a-Marte", dijiste. Y nunca un viaje se me hizo tan corto.


Creo que esperar sin desesperar es la gran asignatura pendiente del ser humano.


22 de septiembre de 2015

Ya no quiero cambiar el mundo, que se cambie solo, que de un par de vueltas de campana y de paso nos de un revolcón entre tus sábanas. Y ojalá la última voltereta me lleve lejos, y a ti más.

20 de septiembre de 2015

Estamos monopolizando la magia. Lo digo en serio, ¿si no cómo explicas que en este sótano sin ventanas aún quede luz?, ¿cómo lo explicas si rompimos aquella bombilla que colgaba del techo a mordiscos?. Aún recuerdo cuando nos sangró la boca por primera vez, ese primer mordisco a la manzana de Blancanieves, a los cuentos con final feliz de los que todo el mundo habla y nadie vive; recuerdo tus cristales clavándose en mis labios y mis astillas clavándose en tus costillas. Y nadie lloraba, solo éramos capaces de hacer el amor para después romperlo y observar el desastre a nuestros pies. Satisfechos. Locos. Y yo feliz, sangrando en tu espalda. Esto tiene que ser magia. Eso o que somos dos putos enfermos mentales que solo saben curarse las heridas abriendo otras nuevas, dos enfermos con el cuerpo cubierto de llagas y el alma atiborrada de pastillas. Los huesos de cristal y el tabique de la nariz deshecho de tanto aspirar... aspirar a darnos el uno al otro. Y aún no lo hemos conseguido, queda carne que quemar y piel que rasgar.

Ya he perdido la cuenta de todas las veces que he intentado salir de ahí, de salvarme, como si fuera tan sencillo abrazarse a la luz sin quemarse; como si fuera tan sencillo abandonarte a tu maldita suerte, fingir que no me salen moratones en la piel cuando a ti te dan un golpe, fingir que no sangro cuando disparas lágrimas o prospectos de medicinas como si fueran el confeti más bonito del mundo. No es nada sencillo fingir que quiero vivir sin ti.

Mantengo que te odio.
TE ODIO: porque me quieres como soy y no como debería -¿cómo te atreves?- Porque te sientas a verme sangrar y en vez de taponarme el pecho, coser la herida y darme un beso que me haga perder la consciencia, te cortas la piel y sangramos a dúo; como Enrique y Ana y nuestras tablas de multiplicar panes, peces y orfidales.

Me desnudas sin mirarme.
Me abrazas sin tocarme.
Me abrasas sin estar cerca.
¿Quieres decirme cómo vamos a salvar a toda la humanidad si algún día nos da por cruzarnos?

Y ahora, tengo algo importante que decirte: Nunca van a quererte. Porque eres todo huellas y a nadie le gusta pensar que ya han pisado la luna otros tacones. Sin embargo, yo te quiero. Libre, pero con tus pisadas, los conciertos a tu espalda, el sudor de tus sábanas, tus caricias desgastadas, los tatuajes ya besados, tus fantasmas, los dos millones de besos que no han sido míos, los cafés que no he enfriado, los chupitos que no hemos bebido a medias...

Te quiero, no para hacerte feliz, si no para que lo seas,
con quien sea,
con quien tu quieras.

Seguiré mordiendo el agua.
y cazando aire,
y quedándome con las ganas.

¿Duele? Sí, pero si no, no estaríamos aquí. Ni habría escrito esto para darte las gracias por el cuento más feo del mundo.



18 de septiembre de 2015

No quería morir.

Parecía que la noche no acabaría nunca; fuera llovía a cántaros y los cristales de la habitación estaban salpicados de gotas de agua. Estoy segura de que ellas también sabían que estaban a punto de morir. Resbalarían cristal abajo, algunas resistirían e intentarían quedarse ahí para siempre, otras se resignarían y disfrutarían del último viaje en tobogán. Esta reflexión me llevó a una pregunta agónica: ¿se puede disfrutar del último paseo sabiendo que es eso, el último?, ¿se puede disfrutar de tu último minuto?.

Tu y yo también tuvimos uno. Entonces no lo sabíamos y por eso he podido conservar ese recuerdo en la cajita de "lo que no duele tanto". Caben tan poquitas cosas en esa caja...
Me siento estúpida. Estoy intentando escribir como si no se me rompieran las costuras cada vez que piso alguno de nuestros cristales rotos. Duele hacerme recordar. Duele mucho más que cualquier otra cosa que pueda imaginar.

Hoy ha sido el día número 1500 en el que despierto pensando en ti. Qué final más deprimente nos dimos... malditos gilipollas.

El mio, mi final, no debe andar muy lejos, pero no se cual será el momento de la cuenta atrás. ¿Alguien va a avisarme? Es agotador esperar a la muerte. El tiempo parece alagarse, o detenerse, incluso llegas a maldecir que no aparezca y te lleve ya. En la habitación de al lado hay una mujer que lleva esperando dos años. ¡DOS AÑOS! Eso no es esperar, eso es vivir en un hospital.

Os preguntareis por mi, pero yo estoy segura de que moriré esta noche. Mi madre también lo sabe, por eso no se ha movido de los pies de la cama ni para ir a comer ni para ir al baño. Me duele en el alma verla tan abatida. A veces parece que ella también esté esperando su cuenta atrás; seguro que cuando la Muerte venga a por mi le intenta regatear un 2x1.

Me rio. Pero en el fondo soy incapaz de dejar de llorar. Mi estado de ánimo es una montaña rusa que no sabe hacía qué dirección será la próxima curva. Oh, ahí viene mi padre.

Me trae un bocadillo de lomo con queso y un Sprite. Otra vez se me humedecen los ojos. En otro tiempo me hubiera preguntado qué quería de beber, de qué quería el bocadillo, qué revista me gustaba más para leer y si quería los chicles de menta o de fresa. Sin embargo, ahora parece como si me conociera mejor que yo misma. De golpe. Y de golpe descubrí lo mucho que me quería.
El siempre ha mantenido las emociones bajo control y a veces las ha escondido tanto que he sido incapaz de ver todo lo que guardaba para mi. Y ahora me pregunto: ¿por qué lo guardó?, ¿por qué no habíamos cenado bocatas cada jueves?.
Otro torrente de lágrimas, mira que si al final me muero porque se me encharcan los pulmones y no de cáncer...

He vuelto a ponerme cínica.

Acaba de entrar el médico, viene sonriendo, como si con esa sonrisa estúpida pudiera borrar la historia, o cambiarla, o hacerme respirar mejor. Cuando la gente viene a verme también sonríe. Y a ratos les odio por hacerlo y a ratos les entiendo.

Es la hora de la despedida. Es curioso, pero de repente lo he sabido. No ha sonado un despertador, ni una sirena, nada. Simplemente lo he sabido. Mi madre me ha agarrado la mano muy fuerte, ¿es que ha notado lo mismo que yo?

—Mamá... que te quiero como nunca quise a nadie. Que se que es tarde, que volaré y tu te quedarás con la sensación de que pudiste hacer más, pero creeme si te digo que yo no cambio ni una coma de mi vida, ni siquiera este final. Te quiero. Te quiero con una pasión que me va a romper el pecho. Que me muero, sí, pero también he muerto un poco cada vez que te he mirado a los ojos y no estabas. Perdóname. Por marcharme, por dejarte a ti otra vez el trabajo de olvidar, de soportar, de sobrevivir. No me llores, y no me dejes llorar a mi. ¿Puedes explicarme por qué no está papá aqui? Joder, necesito despedirme de los dos.

Me estoy agobiando, y me está quemando el miedo las venas. ¿Dónde voy a ir?, ¿cómo sabré que he llegado?, ¿quién va a encenderme la luz de madrugada?.

Me he tenido que callar. Me he mordido la lengua para que no doliera, pero duele. Estoy intentando tragarme todos los recuerdos que me asaltan y no consigo hacerlo sin que se atraganten. ¿Pero de dónde coño han salido?, ¿es que esto es morir, revivir para después apagar la luz sin miramientos, sin pudor?. Fuera llueve, y yo llevo lloviendo un buen rato. Se nubla la habitación.

No quería morir. Y no lo hice.



A veces se gana, por eso luchamos. Lo dijo Stephen King: <<Si no hubiera quienes triunfan contra toda probabilidad, creo que todo el mundo renunciaría>>






Para M.V.B.

8 de septiembre de 2015

1 de septiembre de 2015

Llevo ya media vida esperándote, o quiza toda la vida, porque nunca sabremos cuando será mi último suspiro. Sin embargo, no me muevo de este trastero porque prometiste volver a por tus cosas; por eso estoy aqui, porque soy tuya. Llevo media vida o una vida entera siendo tuya.

Hace rato que el vodka se ha terminado. Aquí ya no queda alcohol y empiezo a acojonarme ¿sabes?. Ahora no se como voy a curarme la brecha que tengo en la frente por culpa de golpear la pared. Y no se que voy a comer porque esta mañana me he desayunado nuestro último beso.

Están todas tus cosas esparcidas por el suelo. No me muevo del rincón por miedo a tropezar con alguna de ellas que todavía huela a ti y el hastío me abofetee la cara y me haga despertar.

Estoy segura de que vendrás. De lo que no estoy tan segura es de que llegues a tiempo, porque tu y yo sabemos muy bien cómo funciona esto, puedo quererte mucho, pero de repente un día puedo no quererte nada. Nos pasó en camas ajenas, es de justicia que nuestro colchón también lo sufra.


... ¿Es eso lo que pasa? Que ya no me quieres, que ya he caducado. Por eso no vienes. Quizá estés al otro lado de la puerta escuchándome llorar y esperándo a que sea yo quien salga con la bandera blanca en la mano.

He soñado muchas veces que dejaba de quererte, pero al despertar este sin ti volvía a doler, como duele una herida abierta, y sangra como lo hacen los corazones abandonados a la hora del café.




5 de junio de 2015

Creo haberte dicho ya lo mucho que odio el tabaco. Sin embargo, eres incapaz de no apretar tus labios alrededor del cigarrillo. Luego me escupe el humo en la cara, y sonríes. Que manera tan curiosa tienes de hacer el amor...

2 de junio de 2015

Guardaremos bajo llave hasta el último detalle

Al otro lado del cristal ya no queda nada de lo que tu y yo fuimos, y lo cierto es que a este lado no dejo de fumarme cigarrillos con tus fotos. Pronto dejaremos de existir, y la pena lleva aporreando la puerta media hora, pero no pienso abrir. Ya nos hemos despedido, ya nada de lo que venga a decirme va a arreglar todo este caos.
No quiero llorar, por una vez voy a mirar al infinito hasta que se sequen mis pupilas y se arruguen como el papel cuando se humedece. Nunca tuvimos sentido, pero siempre quisimos dárnoslo.

25 de enero de 2015

Reconozco, que cuánto más daño me hacía más me desvivía por él.
Reconozco, que me llenó de heridas al hacer el amor.
Reconozco, que no fui capaz de ver su capa de defectos.
Reconozco que no fue sano nada de lo que me regaló, que no hubo noches mágicas, que solo estaban maquilladas con polvo compacto.
Reconozco que todo maquillaje se desquebraja, o desaparece con el paso de las horas... Y eso pasó. Pasó el efecto del calmante, del somnífero. Pasó el amor. Pasó y llegó todo lo demás.
Llegó el océano de dudas, el torrente de reproches, pasé de no ver sus defectos a no ver ni una puta virtud. Y entonces todo él se destapó ante mi, o fue quizá, que yo por fín me quité la venda de los ojos,

Nunca lo sabremos.

Reconozco, que nunca lo sabremos.

13 de enero de 2015

Que lo que quiero no exista no significa que vaya a conformarme con lo que hay.

Blu-tack

Los trozos de blu tack azul en la pared también son recuerdos, o qué te crees, ¿que las paredes no hablan?. Y escuchan. Y luego nos escupen la historia, sin venir a cuento y sin preguntar.
¿Por qué no quito el blu tack? Porque ya no pega, porque ya no vale, porque me niego a aceptar que aquello que un día sujetó mi vida deba ir a la basura.

¿Quién quedará cuando yo no esté para recordar?, ¿quién va a contarle al mundo que existimos?, quién... si ya no estaremos, si nadie sabrá la verdad, si nadie sabrá dónde colocar la coma que empezó a separarnos, quién tendrá el valor de ponernos punto y final. Dejar de contar la historia.
Quizá sea eso lo que necesitemos realmente, dejar de existir, dejar de contar.

De acuerdo, acepto que la gente muera; lo que no acepto es que también lo haga su recuerdo cuando yo me vaya. No es justo privar a quien viene detrás de enseñanzas e historias. Alguien tendrá que decirle a los que vienen que hay piedras en el camino, y que te rasparás las rodillas muchas veces antes de llegar a tu destino.
No es justo vivir para luego morir.. ¿Por qué? Decidme, en serio, ¿por qué?. Por qué esa maldita "Ley de vida". Por qué la desmemoria, por qué el olvido.

¿Quién decide que un libro de traduzca a un idioma sí y a otro no?, ¿quién le ha dado ese poder para privar de belleza a otros?, ¿por qué se publican tantos libros de mierda y las grandes historias se quedan atrapadas en casas abandonadas?.

Tengo muchas preguntas.
Y tengo muchas preguntas porque tengo mucho blu tack en la pared. Y me da miedo llegar un día y que esas odiosas manchas en la pared no estén. ¿Olvidaré entonces que tiempo atrás su sonrisa estuvo ahí?, ¿olvidaré el color de sus ojos y la forma de su nariz?.
Tengo miedo, quizá yo también me esté desdibujando en alguna pared, o quizá ya hayan borrado mis restos de blu tack...

Y no he sentido nada, ni un intento de amputación ni un adiós envuelto en eco. No sientes nada cuando te borran. Somos ignorantes a nuestra propia muerte. Como en la vida real, y no solo en el campo sentimental, en esa quinta dimensión que se escapa a nuestro control.
Nunca sabremos qué nos hizo morir, dónde nos entierran, ni la hora, ni el minuto, ni escucharemos el "amén", ni los sollozos de los que se quedan a soportar nuestra ausencia. No sabremos quien nos llora, ni tampoco quién quitó nuestro pedazo de blu tack de la pared.

Tarde o temprano crecerás. Creceré. Sabré despedirme. Y eso me aterra. Yo privaré a la gente de historias. Yo. La que hoy pelea. La que no se rinde. La que llora con el telediario. La que se niega. La que chilla cuando la quieren tapar la boca. La que no acepta un sí, cuando la respuesta debería ser no. Y la que no acepta un no, cuando la respuesta debe ser sí. Yo. La que se niega. La que discute. La defensora de las causas perdidas. La niña que no quiere crecer porque no quiere morir. La que hoy tiene ganas de comerse el mundo.
Yo. La que un día ya no tendrá hambre, ni duende, ni luz, ni aire... Yo. La que nunca volverá a preguntar. La que un día aceptará que lo que tenga que ser será, y ya está.

Que cierto es eso de que una persona muere cuando dejas de recordarla, y qué cierto es que una persona muere cuando deja de respirar y ya está.

"Y ya está" Qué tres palabras tan crueles. Tan de mayor. Tan de persona que sabe despedirse.